Las ciudades inteligentes son ciudades conectadas, basadas en una infraestructura que permite el desarrollo de territorios inteligentes en torno a diferentes ejes. Así, la seguridad urbana, el medio ambiente, la gestión energética, el transporte y los edificios inteligentes harán que las ciudades sean más escalables, eficientes y mejorarán la calidad de vida de sus habitantes.
Uno de los pilares de una ciudad inteligente es la recopilación de información, ya sea vinculada a sensores (contaminación, humedad, temperatura, etc.), a objetos conectados o IoT (cerraduras conectadas, por ejemplo) o incluso a través de cámaras (gestión del tráfico, videovigilancia urbana (VPU)). Todo ello generará una gran cantidad de datos que se gestionarán localmente para reducir la latencia. Según el tipo de sensor, la información puede analizarse en un centro de datos local (edge data center) o en un centro de supervisión urbana (CSU) en el caso de una cámara de videovigilancia.